
Pues bien, si en alguna ocasión
te has sentido identificado con alguna de estas situaciones, te diremos que
existe una alternativa al afeitado que vienes practicando: es el llamado afeitado tradicional o clásico. En este artículo te vamos a
dar seis buenas razones por las que merece la pena iniciarse en él. Pero antes,
vamos a dar una rápida definición de lo que se considera afeitado clásico.
El afeitado clásico es aquel en el
que intervienen básicamente los siguientes elementos: una brocha de afeitar, un
jabón o una crema de afeitar y una navaja o una maquinilla “clásica” de afeitar
de una sola hoja y doble filo. En realidad, no es otro que el afeitado que se
ha venido practicando desde hace siglos. En un principio en las barberías y
posteriormente, con el desarrollo y popularización de las primeras maquinillas
de afeitar, en cualquier aseo.
Y dicho esto, aquí van los seis
motivos por los que merece la pena probarlo. Elige el que más te guste.
1.- Porque es más económico. Ya sabemos que corren tiempos difíciles, así
que buscar nuevas fórmulas de ahorro no está de más. Es un hecho que el precio
de las cuchillas de las maquinillas de afeitar “clásicas” es considerablemente
inferior al de los cartuchos multihojas. Por otro lado, el rendimiento de los
jabones de afeitar es superior al de cualquier espuma o gel que vengan envasados
a presión, lo que hace que comparativamente su duración sea también mayor.
Bien es cierto que una buena
brocha y una buena maquinilla pueden llegar a ser instrumentos caros, pero también
es verdad que con un cierto cuidado y un mínimo de mantenimiento pueden llegar
a durar toda una vida y aún ser legados a la descendencia. Son productos que no
conocen la obsolescencia programada actual. Muchos de sus modelos llevan
décadas en el mercado, permaneciendo invariables y proporcionando los mismos
buenos afeitados que desde sus lanzamientos.
2.- Porque es sostenible. Las hojas de afeitar de las maquinillas
“clásicas” son una simple tira de metal, por lo que su reciclado es muy
sencillo. En cambio, tanto los recambios como el embalaje de las maquinillas
desechables son una mezcla de plásticos, cartón, metal, tiras lubricantes y en
algunos casos hasta de pilas, que dificultan su procesado. Por su parte, los
jabones y cremas de afeitar son menos contaminantes que los geles y las espumas
en lata, los cuales, al no ser biodegradables hacen que su impacto ecológico
sea mayor.
3.- Porque es más beneficioso para tu piel. El afeitado con brocha
tiene mayores propiedades exfoliantes y aporta una mayor hidratación durante el
afeitado. Además reblandece y levanta el pelo facial preparándolo mejor para el
afeitado y reduciendo el riesgo de irritación. En cuanto a los jabones y cremas
de afeitar, éstos suelen llevar menos ingredientes químicos y por tanto son más
respetuosos con tu piel.
4.- Porque se consigue un mejor apurado. Una vez controlada la
técnica, es posible conseguir un afeitado óptimo y de mayor duración.
5.- Porque es personalizable. No todos tenemos el mismo tipo de
piel, ni a todos nos crece la barba por igual. Tampoco las necesidades son las
mismas, algunos nos afeitamos a diario mientras que otros lo hacen una vez por
semana. Por ello no deberíamos limitarnos a utilizar productos estándar. Dentro
del afeitado tradicional es posible encontrar un amplio abanico de
posibilidades que por ejemplo, nos permiten escoger el largo del mango de la
maquinilla, el tipo de peine de la misma o si queremos que el cabezal de ésta
sea ajustable o inclinado. De igual manera podemos también elegir el tipo de
pelo de nuestra brocha o ir probando distintas cuchillas hasta encontrar la combinación
que mejor nos funcione.
6.- Porque es un ritual genuinamente masculino. Un momento de intimidad en el que lo cotidiano puede llegar a convertirse en algo especial. Algo que hay que hacer sin prisas, de forma tranquila. Desarrollando una habilidad adquirida con paciencia y quién sabe si también disfrutando de la pasión del coleccionista que atesora instrumentos artesanales y manufacturas que han sido elaboradas siguiendo métodos tradicionales.
6.- Porque es un ritual genuinamente masculino. Un momento de intimidad en el que lo cotidiano puede llegar a convertirse en algo especial. Algo que hay que hacer sin prisas, de forma tranquila. Desarrollando una habilidad adquirida con paciencia y quién sabe si también disfrutando de la pasión del coleccionista que atesora instrumentos artesanales y manufacturas que han sido elaboradas siguiendo métodos tradicionales.
Al fin y al cabo se trata de un
placer, y por qué no, también de un arte.
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